La renta corta, facilitada por plataformas como Airbnb y Booking.com, ha crecido de manera exponencial en Colombia. Ciudades como Medellín, Bogotá, Cartagena y Santa Marta concentran el 53% de los más de 122.000 inmuebles registrados para este fin en el país, según datos de AirDNA. Si bien este fenómeno dinamiza el turismo y la economía local, también presenta serios desafíos para las comunidades y administradores de edificios.
La llegada de Comunidad Feliz a Colombia, con una inversión de USD $3 millones, busca responder a esta nueva realidad. La compañía, fundada en 2016 y con presencia en Chile y México, ofrece una solución tecnológica integral para la administración de conjuntos residenciales. Su objetivo es digitalizar 5.000 comunidades para finales de 2026, ofreciendo herramientas para gestionar cuotas, comunicación y, de manera crucial, la problemática de las viviendas de renta corta.
Los desafíos de la renta corta en edificios
El uso de un inmueble residencial como alojamiento temporal cambia por completo la dinámica de una comunidad y trae consigo riesgos significativos:
- Inseguridad: La constante entrada y salida de desconocidos crea un ambiente de incertidumbre. La falta de un registro centralizado de visitantes y el uso de “tokens” o llaves sin control hacen que la trazabilidad sea casi nula, facilitando actividades ilícitas y poniendo en riesgo a los residentes.
- Problemas de convivencia: Fiestas, ruidos excesivos y un uso inadecuado de las zonas comunes son quejas frecuentes. Un informe de la Policía Nacional de Bogotá reveló que, solo en 2024, las quejas por ruido en apartamentos aumentaron en un 17%, evidenciando el impacto directo en la tranquilidad de los vecinos.
- Desvalorización del inmueble: La percepción de inseguridad y la convivencia conflictiva pueden disminuir el valor de las propiedades, afectando el patrimonio de todos los propietarios.
- Ilegalidad y sanciones: Muchos inmuebles operan sin la documentación necesaria, como el Registro Nacional de Turismo (RNT) o la autorización del reglamento de la propiedad horizontal, lo que expone a la administración a sanciones y afecta la reputación del edificio.
La tecnología como aliada para la seguridad y convivencia
“Su edificio no es un hotel, pero podría sufrir los mismos problemas que se dan por mezclar el uso residencial con una operación hotelera sin control”, explica Amable Rivas, gerente general de Comunidad Feliz en Colombia. Para él, el control es fundamental y la tecnología es la herramienta clave para lograrlo.
Comunidad Feliz ofrece módulos específicos para abordar esta problemática:
- Control de acceso: Un sistema de códigos QR permite registrar a cada visitante, sabiendo quién entra, cuándo y quién autorizó el ingreso. Esto elimina el anonimato y mejora la trazabilidad.
- Gestión de zonas comunes: La plataforma permite a los administradores establecer horarios y límites de aforo en áreas comunes, facilitando la convivencia. Además, los residentes pueden registrar quejas de manera formal, dejando constancia de los problemas de ruido o mal comportamiento.
- Modificación de reglamentos: La herramienta facilita procesos transparentes para que la comunidad decida y ajuste sus propias reglas, permitiendo una adaptación consensuada a la nueva realidad de la renta corta.
Para Rivas, la clave no es prohibir la renta corta, sino gestionarla de manera efectiva. “La prohibición total puede ser tan problemática como la falta de control. La clave está en darle a la comunidad las herramientas para decidir y gestionar sus propias reglas”, afirma. Con soluciones tecnológicas, la administración de edificios puede transformar un problema potencial en una oportunidad bien gestionada, asegurando la seguridad, la convivencia y la plusvalía para todos los residentes.