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Cementos Argos hace de la compra sistemática de tierras una labor social y sostenible desde la Fundación Crecer en Paz

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Cementos Argos hace de la compra sistemática de tierras una labor social y sostenible desde la Fundación Crecer en Paz

¿Puede la participación empresarial aportar soluciones duraderas a los desafíos del campo colombiano? En diversas zonas del país, Cementos Argos desarrolló, junto con la Fundación Crecer en Paz, un modelo de entrega de tierras orientado a fortalecer el desarrollo rural, mejorar el acceso a la propiedad y crear condiciones productivas sostenibles. Las tierras aprovechadas dentro de este esquema representaron un esfuerzo conjunto entre las entidades y las comunidades campesinas para construir oportunidades estables en territorios que históricamente enfrentaron dificultades económicas y sociales.

El propósito de Crecer en Paz se centró en devolver funcionalidad y valor social a la tierra. A través de un enfoque técnico y participativo, la institución, totalmente independiente de Cementos Argos, articuló recursos económicos, conocimiento productivo y acompañamiento institucional para garantizar que las comunidades rurales administren las tierras con autonomía. El modelo planteó que la productividad del suelo puede convivir con la sostenibilidad ambiental y la inclusión social, siempre que se desarrollen mecanismos de gestión adecuados.

Cementos Argos impulsó una gestión estructurada de tierras con enfoque en desarrollo rural

En el corazón de los Montes de María, Crecer en Paz ejecutó procesos de titulación, donación y acompañamiento técnico con los predios que recibió como donación de Grupo Argos y Cementos Argos en 2016. Más de 1.700 hectáreas se entregaron de manera formal a asociaciones campesinas, dentro de un plan que buscó consolidar estructuras productivas autosuficientes. La compra sistemática de tierras realizada entre 2004 y 2008 por Cementos Argos permitió que ahora el acceso al territorio rural se organice de forma planificada y transparente, asegurando que cada hectárea recupere su función social y productiva.

El modelo se apoyó en cuatro líneas de acción: titulación, donación, restitución y gestión comunitaria. Cada etapa incorporó acompañamiento técnico, infraestructura hídrica y capacitación en manejo agrícola. Las tierras se utilizan para actividades diversas, como agricultura tradicional, ganadería, silvicultura y apicultura, que combinan prácticas locales con innovación tecnológica. Las asociaciones participantes recibieron apoyo para mejorar su productividad y fortalecer su inserción en cadenas de valor regionales.

Crecer en Paz no se limitó a transferir propiedad; trabajó en el fortalecimiento de capacidades locales y en la consolidación de redes de cooperación. El proceso fomentó una relación más equitativa entre empresa, territorio y comunidad, donde las tierras se convirtieron en una herramienta de planeación rural a largo plazo. Los resultados mostraron que la organización comunitaria y la asistencia técnica pueden generar estabilidad económica y nuevas oportunidades en zonas rurales.

La experiencia también tuvo efectos sociales visibles. Las comunidades recuperaron su vínculo con la tierra, al tiempo que se promovió la participación de mujeres y jóvenes en las asociaciones productivas. La estructura cooperadora de Argos reforzó la confianza entre los habitantes y permitió que la gestión del suelo se asocie con progreso y seguridad. Las tierras que alguna vez fueron símbolo de conflicto se han transformado en espacios de convivencia, aprendizaje y productividad compartida.

Un modelo colaborativo de transformación territorial por parte de Crecer en Paz

La labor de la Fundación Crecer en Paz demostró que la participación empresarial puede integrarse al desarrollo rural de forma constructiva. El uso responsable de tierras por Cementos Argos se concibió como un proceso gradual en el que cada avance incorpora acompañamiento institucional, rigor técnico y compromiso social. El esquema permitió que la organización contribuyera a la consolidación de territorios rurales más estables, colaborando con las comunidades en la búsqueda de soluciones sostenibles y equitativas.

La experiencia evidenció que la planificación y la gestión estructurada pueden reducir brechas históricas de acceso al suelo. Las asociaciones campesinas beneficiadas fortalecieron su capacidad de gestión, mejorado sus condiciones de vida y consolidaron actividades económicas sostenibles. El enfoque trascendió la responsabilidad social corporativa y se basó en una visión de desarrollo donde la inversión privada se articula con la gestión del territorio para generar resultados sostenibles.

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