En la mágica ciudad de San Miguel de Allende, Casa Hoyos, un hotel boutique que fusiona historia, arte y diseño contemporáneo , se prepara para vivir el Día de Muertos con una celebración que promete ser tan íntima como inolvidable, combinando tradición, homenaje y arte.
Fiel a su espíritu de honrar las raíces , este año el hotel dedica su majestuoso altar a Celia Hoyos Dobarganes , la matriarca y el alma inspiradora de la familia Hoyos. Celia fue una mujer visionaria, elegante y curiosa , cuyo legado continúa dando vida a la esencia de esta casa que ha convertido la hospitalidad en una forma de arte. Este homenaje central es la pieza clave de la celebración de Casa Hoyos.
Una Ofrenda que Conecta lo Espiritual y lo Terrenal
Por segundo año consecutivo, la diseñadora Karla Orozco es la encargada de intervenir la ofrenda , creando una pieza viva que logra unir lo espiritual con lo terrenal. El altar es un diálogo constante con la naturaleza y el espacio. Entre flores, maderas, frutos y minerales , los elementos naturales se disponen para crear una atmósfera que celebra la vida, la memoria y el poder de las raíces femeninas.
La experiencia es completamente sensorial. En el corazón del patio central , las velas encendidas marcan el inicio del recorrido. El aire se impregna con el inconfundible aroma del copal y la flor de cempasúchil , mientras que la luz tenue y los tonos cálidos generan una atmósfera que invita a la contemplación y la conexión.
Música, Gratitud y Compromiso Cultural
La noche se verá realzada por el talento de Elix Chávez, quien amenizará la velada. Su interpretación íntima y emotiva acompañará a los asistentes por un viaje sonoro que celebra la gratitud y la conexión espiritual con quienes ya partieron.
Como un cierre simbólico y emotivo, los asistentes son invitados a ofrecer una flor blanca , un gesto de amor, memoria y profundo respeto hacia los ancestros. Con esta significativa celebración, Casa Hoyos San Miguel de Allende reafirma su compromiso inquebrantable con la cultura, el arte y la memoria , recordándonos que el verdadero lujo reside en esos detalles que logran conectar el pasado y el presente, el cuerpo y el espíritu.
